El Ministerio de Defensa de Taiwán informó que entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, la fuerza aérea china desplegó un total de 74 naves —incluidos cazas, bombarderos, drones y aviones de alerta temprana— en dos oleadas, de las cuales 61 cruzaron la línea media del estrecho de Taiwán, punto de división no oficial entre ambas orillas. Este movimiento, el más numeroso en ocho meses, coincide con un contexto de tensión que Pekín mantiene para subrayar su reclamo de “reunificación” y desgastar la moral de las defensas insulares.

Paralelamente, el HMS Spey de la Marina Real Británica transitó por el estrecho un día antes, en lo que el Ministerio de Exteriores de Taiwán calificó como una reafirmación de su carácter de aguas internacionales. Londres confirmó que el patrullero actuó bajo los estándares de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, ejerciendo el derecho de libertad de navegación.

Beijing respondió con enojo. El Comando del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación declaró que monitoreó la presencia del Spey y “gestionó eficazmente” lo que consideró una “provocación deliberada”. Desde Taipéi, el presidente William Lai ha pedido reforzar la vigilancia tras registrar la mayor incursión aérea china desde octubre pasado.

Los analistas señalan que estos despliegues buscan intimidar a la población de 23 millones de taiwaneses y demostrar la capacidad de asedio de la República Popular. Con la temporada de maniobras militares al alza, Estados Unidos y sus aliados mantienen rotaciones regulares de buques de guerra por la estratégica vía marítima, a pesar de las constantes objeciones de Pekín.