Las peores inundaciones en Texas de las últimas décadas han dejado un saldo de más de 100 personas fallecidas y decenas de desaparecidos, especialmente en el condado de Kerr, donde el desbordamiento del río Guadalupe sorprendió a los habitantes durante la madrugada del 4 de julio. Frente a la magnitud del desastre, Estados Unidos y México estrecharon lazos de solidaridad: este lunes arribaron a Texas equipos caninos mexicanos para colaborar en la localización de víctimas.

El embajador de EE. UU. en México, Ronald Johnson, celebró esta cooperación por medio de su cuenta en X (antes Twitter): “Estados Unidos y México están unidos… Los equipos caninos mexicanos, entrenados con apoyo de EE. UU., están ahora en Texas ayudando a las familias a encontrar a sus seres queridos”. Con estas palabras, confirmó la participación de los perros de búsqueda y resaltó el compromiso binacional en emergencias.

Los brigadistas mexicanos aportan perros especialistas en rastreo olfativo sobre escombros y en terrenos inundados, ampliando las capacidades de los equipos de rescate texanos. En un escenario en que la velocidad de la corriente y la falta de electricidad han complicado las tareas, el sentido del olfato agudo de estos animales resulta esencial para hallar a quienes quedaron atrapados bajo árboles, estructuras colapsadas o en zonas de difícil acceso.

Hasta ahora, las autoridades locales han reportado al menos 84 muertes en Kerr —incluidos 28 menores de edad— y decenas más en condados aledaños como Travis, Burnet, Williamson, Tom Green y Kendall, donde el total de víctimas superó el centenar. El despliegue de perros mexicanos se da en el marco de las alertas de emergencia emitidas por el Servicio Meteorológico Nacional de EE. UU., que anticiparon inundaciones “sin precedentes” y ordenaron evacuaciones desde la mañana del 4 de julio.

La rápida contratación de los canes refleja tanto la presión por acelerar los hallazgos como la confianza en la experiencia de México en operaciones de búsqueda y rescate, forjada en sismos y desastres naturales. En suelo texano, estos perros patrullan junto a equipos mixtos, rastreando indicios de vida bajo montículos de lodo y pilares de madera arrasados por la corriente.

Las labores continúan, y los brigadistas mexicanos, junto con sus perros, trabajan sin descanso para proporcionar consuelo a las familias que aún esperan noticias de sus desaparecidos. Este gesto de unidad binacional refuerza la idea de que, más allá de fronteras, la humanidad se une en los momentos más críticos.