El huracán Melissa llegó a la costa sureste de Cuba en la madrugada, en los alrededores de Santiago de Cuba, con fuerza de huracán mayor pero ya degradado a categoría 3 y vientos sostenidos cercanos a 193 km/h, informó el Centro Nacional de Huracanes. Las autoridades cubanas habían tomado medidas de evacuación masiva ante el riesgo de inundaciones, deslizamientos y marejadas ciclónicas.

Horas antes, Melissa azotó Jamaica como un fenómeno extremadamente poderoso —alcanzando categoría 5— y dejó una estela de destrucción: cortes masivos de energía, inundaciones generalizadas, daños en infraestructura (incluidos hospitales y carreteras) y pérdidas materiales que aún se evalúan mientras se restablecen las comunicaciones. El primer ministro jamaiquino declaró amplias zonas como “zona catastrófica” y las autoridades locales trabajan en la evaluación y los primeros auxilios.

Aunque Melissa perdió intensidad en su paso del centro del Caribe al sur de Cuba, el fenómeno sigue siendo "extremadamente peligroso" y con riesgo para la vida humana, advirtieron los organismos meteorológicos. Se esperan acumulados de lluvia muy elevados —decenas de centímetros en algunas zonas—, marejadas con olas de varios metros y vientos capaces de provocar daños severos en viviendas y servicios básicos. Por ello, las autoridades cubanas ordenaron evacuaciones y la movilización de recursos de emergencia.

Los primeros reportes desde Jamaica describen un panorama de calles anegadas, árboles y postes derribados, y hospitales con daños en sus instalaciones; la magnitud final de los efectos se determinará en los próximos días a medida que se restablezcan las comunicaciones y se avance en la evaluación en terreno. Organizaciones internacionales y gobiernos comenzaron a coordinar apoyo humanitario para las islas afectadas.

El avance lento de Melissa sobre aguas del Caribe incrementó el peligro porque las lluvias intensas y los vientos permanecieron durante más tiempo sobre áreas pobladas, multiplicando el potencial de inundaciones y deslizamientos. Las previsiones meteorológicas sitúan a Bahamas y otras islas del norte del Caribe en la trayectoria posterior de la tormenta, por lo que se mantienen las alertas y las solicitudes de precaución para residentes y viajeros.