El tribunal penal de Aviñón ha condenado este jueves a Dominique Pelicot, exmarido de Gisèle Pelicot, a 20 años de prisión, la pena máxima por violación agravada. Pelicot drogó a su esposa durante casi diez años para que fuera violada por más de cincuenta hombres. La sentencia ha sido histórica y ha conmocionado a la sociedad francesa.

Gisèle Pelicot, de 72 años, se ha convertido en un símbolo de valentía tras denunciar estos abusos. En su intervención, destacó: "es hora de que la vergüenza cambie de bando y que no recaiga sobre las víctimas, sino sobre los violadores". La condena a Pelicot se ha visto como un triunfo para las víctimas de violencia sexual.

Este juicio también ha abierto un debate sobre la responsabilidad de las plataformas digitales en la facilitación de delitos sexuales. Las víctimas piden reformas legales para proteger mejor a las mujeres y evitar que se repitan casos como el de Gisèle Pelicot.

El apoyo hacia Gisèle durante el juicio ha sido abrumador. Cada mañana, miles de mujeres se reunían frente al tribunal para aplaudir su coraje mientras subía las escaleras. "Estamos contigo, Gisèle", gritaban.

El diario L'Humanité dedicó su portada a Gisèle, titulando "Merci Madame", como homenaje a su valentía. La imagen de Gisèle enfrentándose a los hombres que la abusaron ha tocado el corazón de toda una nación y la ha convertido en un referente del feminismo en Francia.

La condena de Dominique Pelicot es un paso importante en la lucha contra la impunidad. Sin embargo, muchos consideran que aún queda mucho por hacer para proteger a las víctimas y garantizar que los agresores sean juzgados con todo el peso de la ley. El caso ha puesto en evidencia la necesidad de reformas en la legislación francesa.