El líder norcoreano Kim Jong-un se reunió este miércoles con el presidente ruso Vladimir Putin en Beijing, tras participar ambos en el desfile conmemorativo por el 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico. En la apertura del encuentro, Kim afirmó que «si existe algo en lo que podemos ayudar a Rusia, lo haremos… lo consideraremos nuestro deber de hermano», palabras que la agencia Interfax recogió y que han sido difundidas por medios internacionales.

La cita bilateral se celebró en el marco de la gran exhibición militar organizada por China, donde los tres mandatarios —Xi Jinping, Vladimir Putin y Kim Jong-un— ocuparon lugares destacados durante la ceremonia. Observadores regionales interpretan el momento como una demostración pública de afinidad entre Moscú y Pyongyang, además del respaldo político de Pekín.

Durante la reunión, Putin agradeció la participación de Corea del Norte en lo que describió como una «lucha conjunta contra el neonazismo moderno» y enalteció el papel de fuerzas norcoreanas en operaciones que, según Moscú, apoyaron la recuperación de territorios como la región de Kursk. El presidente ruso expresó además reconocimiento oficial por lo que calificó de valentía de las tropas norcoreanas en esas acciones.

Analistas y gobiernos occidentales han mostrado preocupación por la creciente cercanía entre Rusia y Corea del Norte, en especial por informaciones que señalan el envío de armamento y municiones norcoreanas a las fuerzas rusas en el conflicto en Ucrania. Informes y declaraciones oficiales del año pasado alertaron sobre suministros que habrían ayudado a reabastecer el material ruso; ese contexto alimenta las preguntas sobre la naturaleza concreta de la cooperación militar entre ambos países.

La reunión también refuerza un marco de relaciones que, según documentos y comunicados previos, viene fortaleciéndose desde la firma de un acuerdo de asociación en junio de 2024, el cual contiene, según las partes, cláusulas de cooperación amplia e incluso cláusulas de defensa mutua en caso de agresión. Ese acuerdo marcó un punto de inflexión en la relación bilateral y, desde entonces, los contactos y los intercambios de alto nivel se han intensificado.

Por qué importa este encuentro

• Visibilidad política: la reunión y la presencia conjunta en la parada militar muestran a la comunidad internacional un frente unido entre Moscú, Pyongyang y Pekín en momentos de elevada tensión geopolítica.

• Cooperación militar: las acusaciones y reportes sobre transferencias de armamento norcoreano a Rusia convierten cualquier acercamiento entre ambos en un asunto de seguridad regional que atrae la atención de Washington y aliados.

• Riesgos diplomáticos: la reafirmación pública de «deber fraternal» podría traducirse en mayor complicidad política y operativa, complicando las opciones de respuesta de las potencias occidentales.

  
  

Qué se espera a corto plazo

Fuentes diplomáticas y analistas señalan que el intercambio puede traducirse en compromisos adicionales —políticos, económicos o de seguridad— y en posibles visitas oficiales que amplíen la cooperación. La comunidad internacional vigilará de cerca cualquier anuncio concreto sobre suministro de armamento, entrenamiento o apoyo logístico.