El Oktoberfest de Múnich permaneció cerrado varias horas este miércoles después de que las autoridades activaran una “alerta de explosivos” vinculada a una serie de explosiones y a un incendio en una vivienda unifamiliar en el norte de la ciudad, incidente que dejó al menos una persona fallecida. Las fuerzas de seguridad acordonaron zonas, desplegaron perros detectores de explosivos y realizaron inspecciones exhaustivas en la Theresienwiese antes de autorizar la reapertura del festival durante la tarde.

Según los reportes oficiales, la alerta en el recinto —donde se celebra el Oktoberfest desde el 20 de septiembre— estaba relacionada con una carta atribuida al presunto autor del incendio y de explosiones en otra zona de Múnich; por precaución, las autoridades decidieron mantener cerrada el área del festival hasta completar las labores de verificación. La policía publicó que estaba “investigando todas las posibilidades” y examinando posibles conexiones entre los sucesos en distintos puntos de la ciudad.

Las fuerzas especiales hallaron indicios que obligaron a un operativo amplio en el edificio siniestrado. Medios y fuentes policiales informaron de disparos y de la presencia de explosivos en la vivienda, y que una persona murió en el siniestro; el sospechoso principal fue encontrado muerto junto a un lago en las cercanías, en lo que las primeras versiones calificaron como un aparente suicidio, y portaba una mochila con un explosivo, según diversas agencias.

El alcalde Dieter Reiter explicó que la decisión de no abrir el recinto por la mañana obedeció a criterios de seguridad: “No podemos correr el riesgo de abrir el Oktoberfest”, declaró antes de que las autoridades confirmaran la reapertura programada para la tarde, una vez concluido el barrido del área por parte de la policía. La medida generó horas de incertidumbre para visitantes y organizadores hasta que las fuerzas de seguridad informaron que el terreno era seguro y que las actividades se reanudarían.

El cierre temporal del Oktoberfest recuerda episodios trágicos del pasado: el festival, que atrae a millones de visitantes cada edición, sufrió en 1980 un atentado con bomba que causó 13 muertos y centenares de heridos, por lo que cualquier amenaza de explosivos activa protocolos muy estrictos por parte de las autoridades muniquesas. En esta ocasión, las inspecciones y la coordinación policial permitieron devolver la normalidad al recinto durante la tarde.

¿Qué siguió al incidente?

Las investigaciones continúan para esclarecer el móvil del incendio y la relación exacta entre los episodios, mientras la policía mantiene operativos en la zona afectada y revisa pruebas forenses y testimonios. Los organizadores del Oktoberfest y la ciudad han señalado que la seguridad del público es prioritaria y que cualquier decisión sobre horarios y accesos seguirá las indicaciones de las autoridades.