Putin reclama cuatro regiones de Ucrania y EE.UU. mediaría un acuerdo para terminar la guerra
Informes indican que Moscú pide Luhansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón —más Crimea— y que Washington y Rusia negocian un pacto que consolidaría las ganancias territoriales; Kiev rechaza ceder territorio.

9 de agosto de 2025
Rusia
Redacción
Informes recientes señalan que el presidente ruso, Vladímir Putin, exige que cuatro regiones ucranianas —Luhansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón—, además de la península de Crimea, queden reconocidas como parte de Rusia como condición para poner fin al conflicto en Ucrania. Ese planteamiento aparece en reportes que describen esfuerzos diplomáticos entre funcionarios de Estados Unidos y Rusia para acercar posiciones antes de una cumbre entre Donald Trump y Putin.
Según las agencias que dieron a conocer la negociación en curso, la propuesta buscaría congelar las líneas de control y formalizar la ocupación de territorios que Moscú conquistó tras la invasión.
No obstante, las fuentes consultadas subrayan que las fuerzas rusas no controlan por completo buena parte de esas regiones, lo que complicaría la implementación de un arreglo territorial.
El propio presidente estadounidense dijo que un posible acuerdo de paz “podría incluir” un intercambio de territorios que favorezca a ambas partes, aunque admitió que una negociación de ese tipo es compleja. Al mismo tiempo, voceros de la Casa Blanca han matizado que algunas versiones periodísticas sobre el contenido de las negociaciones no están confirmadas y han sido calificadas por funcionarios como especulativas.
Desde Kiev la respuesta fue tajante: el presidente Volodímir Zelenski planteó que cualquier alta en el fuego o arreglo debe buscarse con la participación activa de Ucrania y aseguró que la paz “digna, fiable y duradera” requerirá esfuerzos conjuntos; fuentes ucranianas han rechazado previamente la entrega de territorio como solución. La comunidad internacional observa con cautela: reconocer pérdidas territoriales equivaldría a un cambio geopolítico de enorme calado y tendría costos políticos y humanitarios considerables.
Los analistas advierten que un acuerdo que legitime la anexión de áreas ocupadas por Rusia plantearía preguntas jurídicas y estratégicas sobre la soberanía ucraniana, la vigencia del derecho internacional y las garantías de seguridad para Kiev. Además, la viabilidad de un pacto dependería de la situación sobre el terreno —donde combates continuos y control parcial de zonas siguen siendo la norma— y de la capacidad de las partes para implementar y supervisar un alto el fuego.
Mientras se anuncian contactos de alto nivel y se comenta la posible cumbre entre Trump y Putin, la discusión pública se centra en tres dilemas: si una paz negociada que implique cesiones territoriales es aceptable políticamente en Ucrania; cómo reaccionaría la comunidad internacional a la consolidación de ganancias militares por la vía diplomática; y qué mecanismos de seguridad y compensación se ofrecerían para evitar que la guerra se reactive.



