Un fuerte terremoto de magnitud 6.0 golpeó la noche del domingo la región oriental de Afganistán, provocando un número elevado de víctimas y dejando cientos de heridos, según reportes oficiales y medios internacionales. Las cifras iniciales sitúan el número de fallecidos en el orden de varios centenares y a más de mil heridos, aunque autoridades y organismos humanitarios advierten que el balance puede aumentar a medida que se acceda a las zonas más remotas.

El epicentro se ubicó en las cercanías de Jalalabad, con estimaciones que lo colocan decenas de kilómetros al este de la provincia de Nangarhar y a poca profundidad —un factor que suele agravar los daños—; además, se registraron réplicas relevantes después del temblor principal. Las autoridades provinciales de Kunar informaron sobre la destrucción de numerosas viviendas y pueblos enteros en distritos montañosos.

Los distritos más golpeados incluyen áreas de las provincias de Kunar y Nangarhar, donde se reportaron colapsos de viviendas y daños generalizados en poblaciones dispersas por valles y laderas. Los equipos de rescate se movilizaron desde la madrugada, aunque las operaciones se ven dificultadas por desprendimientos de tierra y carreteras bloqueadas que impiden el acceso terrestre a comunidades afectadas.

Fuentes locales y portavoces del gobierno señalaron que las labores de evacuación y atención médica han requerido el uso de helicópteros para trasladar a heridos a centros hospitalarios con capacidad, y que numerosos refugios y centros de salud están desbordados ante la magnitud del desastre. Organizaciones internacionales y responsables locales han pedido evaluar la escala de la emergencia para coordinar la ayuda humanitaria necesaria.

El portavoz del gobierno talibán reconoció las pérdidas y aseguró que funcionarios y residentes locales están participando en las tareas de rescate, además de que se están enviando equipos de apoyo desde provincias cercanas y desde Kabul. Sin embargo, la orografía montañosa y los daños en la infraestructura complican la llegada de ayuda y la búsqueda de posibles sobrevivientes entre los escombros.

La comunidad internacional y agencias humanitarias siguen de cerca la evolución de la situación, mientras las autoridades afganas actualizan las cifras y piden que se les permita el acceso sin trabas para continuar con las labores de socorro. En estos momentos, la prioridad es la atención médica inmediata, el traslado de los heridos y la búsqueda entre los derrumbes, en una zona donde la construcción tradicional y la proximidad de fallas sísmicas incrementan la vulnerabilidad ante sismos superficiales.