El expresidente Donald Trump amenazó este jueves con imponer un arancel del 200% a vinos, champanes y bebidas alcohólicas europeas en respuesta a los gravámenes del 50% que la Unión Europea (UE) aplicó al whisky estadounidense. A través de Truth Social, Trump exigió la eliminación inmediata de las medidas europeas, calificándolas de “desagradables” y prometiendo proteger a las empresas estadounidenses. La escalada surge horas después de que la UE impusiera aranceles de represalia por valor de $28,000 millones a productos como bourbon, motocicletas y barcos, en respuesta a los gravámenes del 25% de EE.UU. al acero y aluminio.

La industria de bebidas espirituosas de EE.UU., liderada por el Distilled Spirits Council (DISCUS), criticó la medida europea y pidió diálogo para evitar una guerra comercial sin control. Chris Swonger, CEO del gremio, destacó que el sector genera 1.7 millones de empleos en producción, distribución y hostelería, y advirtió que los aranceles “socavan décadas de comercio justo”. Desde 1997, EE.UU. y la UE mantenían un acuerdo de “arancel cero por cero” para bebidas destiladas, modelo que ahora peligra.

Trump, quien tildó a la UE de “hostil y abusiva”, insistió en que responderá con firmeza: “Si no eliminan su arancel, nosotros impondremos el nuestro”. La tensión refleja cómo los conflictos comerciales pueden salirse de control rápidamente, afectando cadenas globales. Mientras tanto, la UE defendió sus contramedidas como “proporcionadas” ante lo que considera políticas “injustificadas” de EE.UU., que ya han impactado a socios como Canadá.

Ante el riesgo de estantes vacíos en licorerías y pérdidas económicas, el DISCUS urgió a ambas partes a retomar el diálogo: “Queremos brindis, no aranceles”. Swonger subrayó que revertir los gravámenes fortalecería la manufactura y el turismo en EE.UU. Sin embargo, con Trump y la UE en posiciones enfrentadas, la guerra comercial parece lejos de apaciguarse, dejando en vilo a industrias y consumidores.