El presidente Donald Trump instruyó a los agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a priorizar deportaciones en las grandes urbes gobernadas por demócratas, apenas un día después de las protestas masivas contra sus políticas migratorias, con más de 2 000 actos de manifestación en todo el país.

Según la orden presidencial, ICE debe desplegar el mayor programa de expulsiones en la historia de Estados Unidos, concentrando sus esfuerzos en ciudades con concentración elevada de migrantes indocumentados, entre ellas Los Ángeles, Chicago y Nueva York. Estos operativos se suman a las redadas diarias que, bajo la dirección de Stephen Miller, planean elevar de 650 a 3 000 arrestos diarios.

Sin embargo, la Casa Blanca también dispuso suspender las detenciones en granjas, restaurantes y hoteles, tras expresar preocupación por el impacto económico que generan las incursiones en estos sectores, según un funcionario federal que prefirió el anonimato.

El fin de semana, agentes de ICE enmascarados y fuertemente armados llevaron a cabo una razzia en un mercado de Santa Fe Springs, California, justo antes de un concierto de música mexicana. Testigos describieron decenas de oficiales, más de 30 vehículos y helicópteros sobrevolando el área, y múltiples detenciones que forzaron el posponer el evento cultural.

La tensión escaló aún más cuando, durante una protesta en Salt Lake City denominada “Día sin Reyes”, un manifestante de 39 años fue asesinado en un altercado armado. La policía local señaló que el atacante utilizó un rifle AR-15 contra un joven de 24 años, aunque los detalles sobre la víctima aún no se han esclarecido por completo.

Con esta nueva directriz, la administración Trump refuerza su estrategia de presión migratoria en centros urbanos, mientras enfrenta la resistencia ciudadana y el debate sobre el equilibrio entre seguridad fronteriza y derechos humanos.