La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, desató controversia al afirmar que Irma Hernández Cruz, una maestra jubilada y taxista de 62 años, falleció de un infarto tras ser violentada por un grupo criminal que la secuestró el 18 de julio en Álamo Temapache. Nahle sostuvo que el médico legista determinó lesiones internas en el corazón vinculadas a la agresión, pero aseguró que “les guste o no… murió de un infarto” al denunciar los ataques que recibió en cautiverio.

En respuesta, el expresidente Felipe Calderón recurrió a la ironía en su cuenta de X, publicando:

“Cristo murió de un paro cardiovascular y respiratorio. Nada tuvieron que ver los fariseos y los romanos. – Rocío Nahle”. Con este sarcástico mensaje, Calderón criticó que la mandataria minimizara la responsabilidad de los agresores en el asesinato de Hernández, señalando un intento de desviar la atención de las verdaderas causas del crimen.

El caso de Irma Hernández conmovió al estado tras la difusión de un video en el que se la ve arrodillada y esposada, obligada a advertir a otros taxistas sobre el pago de extorsiones. Seis días después de su plagio, su cuerpo fue hallado en una choza improvisada junto con armas y vehículos abandonados. La Fiscalía de Veracruz detuvo a cuatro presuntos implicados y descartó impunidad en la investigación.

Los comentarios de Nahle generaron reacciones encontradas. Mientras algunos sectores respaldan la versión oficial del infarto como causa médica del fallecimiento, organizaciones de taxistas y activistas acusaron a la gobernadora de insensibilidad y exigieron un reconocimiento explícito de la violencia criminal que antecedió la muerte.

Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum respaldó a Nahle y condenó el secuestro y asesinato, destacando la necesidad de intensificar operativos contra la extorsión en el transporte público. Sin embargo, la réplica de Calderón reavivó el debate político: su sarcasmo apunta tanto a subrayar la gravedad del crimen organizado en Veracruz como a cuestionar la narrativa oficial.

El episodio añade complejidad al panorama de seguridad en Veracruz, un estado donde la violencia contra taxistas y usuarios del transporte público ha ido en aumento. Tras el caso de Irma Hernández, colectivos de choferes convocaron a marchas y exigieron mayor protección y medidas de prevención en carretera.