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Nueva era del turismo: inversión, comunidad y medio ambiente en equilibrio

Un modelo turístico que integra inversión responsable, participación ciudadana y cuidados ambientales para impulsar destinos sustentables en México.

México

26 de junio de 2025

Redacción

Durante décadas, el turismo en México fue sinónimo de crecimiento acelerado y expansión territorial. Hoy, esa fórmula ha perdido vigencia. En su lugar, emerge un nuevo paradigma: el turismo como palanca de desarrollo sustentable, donde la inversión privada ya no solo busca rendimiento económico, sino también cumplir con demandas ambientales, sociales y comunitarias.


Este cambio no ocurrió por casualidad. Es producto de tres fuerzas que han coincidido para redefinir la manera en que se diseña, financia y ejecuta cualquier proyecto turístico en el país.


1. Ciudadanía vigilante: la sostenibilidad como exigencia social

Ya no basta con decir que un proyecto “respeta el medio ambiente”; las comunidades locales, colectivos ambientalistas y ciudadanos organizados están exigiendo pruebas, compromisos claros y beneficios concretos. Hoy, una inversión que no considera su impacto ecológico y social tiene pocas probabilidades de ser bien recibida —o incluso de avanzar.


Esta presión ha forzado a las empresas a adoptar una nueva narrativa: no solo vender una experiencia turística, sino también un compromiso visible con la conservación del entorno y el bienestar local.


2. Gobiernos con nueva visión: normativas más verdes

Al mismo tiempo, autoridades federales y estatales han comenzado a priorizar proyectos que incorporen criterios de sostenibilidad. Se promueve una planeación urbana más ordenada, se fortalecen las regulaciones ambientales y se reconoce que el desarrollo económico no puede desvincularse de la justicia territorial y ecológica.


Ya no es raro ver a gobiernos exigiendo estudios de impacto más completos, certificaciones internacionales o mecanismos de participación ciudadana como parte del paquete mínimo para aprobar nuevas inversiones.


3. Dinero inteligente: los inversionistas también exigen sustentabilidad

Pero quizás el cambio más silencioso —y potente— ha venido desde el mundo financiero. Hoy, los grandes fondos de inversión, incluidos aquellos que manejan recursos como las Afores o capital internacional, están poniendo la lupa sobre los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). La lógica es clara: los proyectos que cumplen con estos estándares no solo son más sostenibles, también son menos riesgosos.


Eso ha redefinido el perfil de los desarrollos turísticos: ahora se buscan planes con diseño bioclimático, infraestructura resiliente, respeto a la biodiversidad y una relación armoniosa con las comunidades. Los inversionistas quieren ver retornos, sí, pero no a costa del territorio.


El resultado de esta triple presión es una transformación profunda del mapa turístico nacional. Ya no se trata de replicar modelos depredadores del pasado, sino de construir destinos que generen empleo, eleven la calidad de vida y, al mismo tiempo, protejan los recursos naturales que los hacen únicos.


México tiene ante sí una oportunidad histórica: consolidarse como líder en turismo sustentable en América Latina. Para lograrlo, la inversión privada debe continuar evolucionando, entendiendo que ya no basta con “cumplir”; ahora se trata de construir, desde el inicio, con y para el territorio.

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