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Senado de México aprueba prohibición de vapeo

Debate sobre salud y libertades enfrenta a legisladores; reforma que prohíbe vapeadores y fentanilo genera división; hay visiones científicas encontradas.

Ciudad de México, México

12 de diciembre de 2024

Redacción

El Senado de la República aprobó con 110 votos a favor, cinco en contra y dos abstenciones una reforma constitucional que prohíbe la producción, distribución y comercialización de los vapeadores, así como de sustancias como el fentanilo. Sin embargo, la votación dejó al descubierto las posturas encontradas entre los legisladores, quienes dividieron opiniones sobre el alcance de la reforma.


Los senadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido Acción Nacional (PAN) apoyaron la prohibición en términos generales, pero plantearon una modificación clave: cambiar la prohibición por una regulación. Argumentaron que equiparar los cigarrillos electrónicos con sustancias como el fentanilo era un exceso y que se vulneraba la libertad de los ciudadanos para decidir qué consumir. Por otro lado, legisladores de Morena y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) respondieron que esta postura solo defendía los intereses de las grandes tabacaleras, cuyo modelo de negocio se vería amenazado por una regulación más estricta.


La senadora Margarita Valdez, de Morena, recordó que una reforma similar fue rechazada anteriormente por la Suprema Corte bajo el argumento de que afectaba el libre comercio, al tiempo que destacó que el combate al vapeo es una prioridad para proteger la salud de los jóvenes, quienes son los principales afectados por el consumo de estos productos. Sin embargo, la oposición insistió en que la prohibición total no era la solución y que el gobierno debía centrarse en regular y no en prohibir.


La reforma modifica el artículo cuarto constitucional, imponiendo sanciones para las actividades relacionadas con los cigarrillos electrónicos y dispositivos similares, y prohíbe el comercio de estas sustancias. Esta medida se refuerza con el artículo quinto constitucional, que extiende la prohibición a la profesión, industria y comercio vinculados a los vapeadores en el ámbito nacional e internacional.


¿Qué dice la ciencia sobre los vapeadores?


Más allá de las posturas políticas, la evidencia científica sigue siendo un terreno de desacuerdo. Un estudio realizado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, mostró que los líquidos de los vapeadores contienen sustancias peligrosas, como benceno, tolueno y xilenos, conocidos por sus efectos cancerígenos y daños al sistema respiratorio.


A pesar de que algunos consideran que el vapeo es una alternativa menos dañina que fumar cigarrillos tradicionales, la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) advierte que vapear no es seguro. Los dispositivos de vapeo continúan liberando sustancias tóxicas que, al ser inhaladas, pueden afectar el sistema respiratorio y cardiovascular de los usuarios, aumentando el riesgo de enfermedades graves.


En contraste, hay quienes defienden el vapeo como una herramienta eficaz para dejar de fumar. Con información de Medical News Today, los Servicios de salud en el Reino Unido han señalado que los vapeadores pueden ser una opción útil para quienes desean abandonar el tabaco, destacando que su uso diario puede aumentar las probabilidades de dejar de fumar hasta ocho veces. En 2021, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) permitió la comercialización de tres productos de cigarrillos electrónicos, reconociendo su posible beneficio en la lucha contra el tabaquismo. Sin embargo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) sostienen que no hay suficientes pruebas para afirmar que el vapeo sea efectivo para dejar de fumar, lo que genera aún más controversia en el debate sobre la regulación de estos dispositivos.


Así, la comunidad científica sigue dividida sobre cómo abordar el problema. Mientras algunos defienden la libertad de los consumidores para elegir qué productos consumir, otros enfatizan la necesidad de proteger a los más jóvenes de los riesgos comprobados que implica el consumo de estos dispositivos. El debate sobre el vapeo está lejos de resolverse y las posiciones siguen siendo encontradas.

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