Miles de habitantes de la Franja de Gaza comenzaron a regresar el viernes a sus barrios tras la entrada en vigor de un alto el fuego entre Israel y Hamás que incluye la retirada parcial de fuerzas israelíes para facilitar un canje de prisioneros y rehenes. La medida permitió movimientos masivos de desplazados hacia ciudades como Gaza City y Khan Younis, donde muchas viviendas y calles quedaron reducidas a escombros.

Según el acuerdo, Hamás debe entregar a los rehenes con vida en un plazo de 72 horas —las cifras oficiales del acuerdo señalan que alrededor de 20 de los rehenes siguen con vida—; una vez completada esa fase, Israel liberaría a cientos de presos palestinos, entre ellos 250 condenados por delitos graves y cerca de 1,700 detenidos durante la campaña bélica. Estas cláusulas del primer tramo del plan mediado internacionalmente fueron parte esencial para que la tregua se activara.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió que la intención de su Gobierno es lograr la desmilitarización de Hamás y que esa meta se alcanzará “por las buenas o por las malas” si fuera necesario, mientras las fuerzas israelíes mantienen presencia en amplias zonas del enclave aun después del repliegue parcial. Las autoridades militares israelíes han pedido a la población civil evitar regresar a áreas aún bajo control operativo hasta que se confirme su seguridad.

La entrada en vigor del alto el fuego también abrió la posibilidad de ampliar el ingreso de asistencia humanitaria: los acuerdos contemplan la llegada de camiones con alimentos y medicinas y la reanudación de operaciones de rescate y atención sanitaria en las zonas más afectadas. Pese a la esperanza generada por la tregua, organizaciones y residentes advierten que la recuperación será larga, dado el elevado número de viviendas destruidas y la crisis humanitaria acumulada tras dos años de conflicto.

El conflicto acumula una carga humana y material enorme: distintos recuentos periodísticos y oficiales sitúan en decenas de miles las víctimas palestinas desde el inicio de la guerra; la magnitud del daño y las pérdidas humanas sigue siendo un eje central de las negociaciones y de las demandas internacionales para garantizar la protección de civiles y facilitar la reconstrucción.

Retos y puntos pendientes

El acuerdo representa un avance sustantivo, pero su cumplimiento y la implementación de las fases siguientes (gobernanza de Gaza, gobernabilidad transicional, verificación del desarme de Hamás y la lista concreta de presos que serán liberados) siguen sin resolverse en detalle. Analistas y mediadores advierten que cualquiera de estas etapas puede tensarse y que la seguridad de civiles y las rutas de ayuda deben blindarse para evitar retrocesos.