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Pepe Mujica se despide: frases que delinearon su visión de un mundo más humano

A los 89 años, el ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica deja un legado de críticas al consumismo, defensas de la utopía y reflexiones sobre la ecología, la libertad y la felicidad.

Uruguay

14 de mayo de 2025

Redacción

José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y referente de la política latinoamericana, falleció este martes a los 89 años. Reconocido por su estilo llano y su pasión por la justicia social, Mujica volcó en sus discursos reflexiones sobre la ecología, la libertad y la felicidad, y cuestionó con fuerza el consumismo desenfrenado y las desigualdades del sistema.


Desde la tribuna de la ONU en Río+20 (20 de junio de 2012), advirtió que “la gran crisis no es ecológica, es política” y pidió replantear “el modelo de civilización” y “nuestra forma de vivir” para frenar la degradación ambiental. Su defensa de la ecología no era un discurso aislado, sino parte de una crítica global al consumo que “arrasó las selvas verdaderas e implantó selvas anónimas de cemento”, según rememoró ante la Asamblea General el 24 de septiembre de 2013.


Su fe en la utopía quedó plasmada en aquel mismo discurso en la ONU (24 de septiembre de 2013), cuando confesó añorar “la fuerza de cuando éramos capaces de abrevar tanta utopía”. Creyó siempre en el poder de los sueños colectivos para transformar el mundo y asumió sus errores como hijos de “su tiempo”, pero sin renunciar a imaginar sociedades más justas.


El tema del consumismo volvió a la carga en varias de sus intervenciones, señalando la alienación que provoca la vida centrada en lo material: “Aturdidos, huimos de nuestra biología (…) y la suplantamos por el consumismo funcional a la acumulación”. Para Mujica, la verdadera libertad pasaba por liberarse de esa adicción cultural al consumo y reencontrar la paz interior.


Esa paz interior y la búsqueda de la felicidad quedaron enmarcadas en su recuerdo de la prisión: “Viví muchos años en soledad en un calabozo. Cuando me ponían un colchón, estaba contento. Repensé todo. Y la felicidad, si no la llevás adentro y no la tenés con poco, no la tenés con nada”, confesó en una entrevista del 28 de octubre de 2014.


Su postura sobre la marihuana combinó realismo y pragmatismo: aunque admitió que “es una adicción peligrosa”, impulsó la regulación para arrebatarle el mercado al narcotráfico y tratar a los consumidores “como enfermos”, en lugar de criminalizarlos.


Incluso frente a la Parca, Mujica mantuvo su honestidad brutal. En su última rueda de prensa (29 de abril de 2024), tras saberse con un tumor en el esófago, se mostró desafiante: “Me parece que viene con la guadaña en ristre, pero mientras el rollo aguante, voy a seguir militando con mis verduras y mis gallinas, fiel a mi manera de pensar”.


Más allá de las palabras, el legado de Pepe Mujica se nutre de su coherencia: vivió humildemente, donó gran parte de su salario y siguió cultivando la tierra tras dejar la presidencia. Sus frases permanecerán como faros en el debate sobre consumo, ecología, felicidad, libertad y el poder de la utopía para inspirar cambios reales.

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