Un terremoto de magnitud 8.8 se registró ayer en el extremo oriental de Rusia, generando un tsunami que activó alertas en varias naciones ribereñas del Pacífico norte. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el epicentro se ubicó a unos 20.7 km de profundidad, lo que contribuyó a la rápida propagación de la ola.

En Severo-Kurilsk, la más cercana de las islas Kuriles al epicentro, el Ministerio de Emergencias ruso confirmó inundaciones parciales y la evacuación de zonas bajas hacia terrenos elevados. Equipos de rescate y bomberos inspeccionan edificaciones en busca de daños, aunque hasta el momento no se reportan víctimas.

En Petropavlovsk-Kamchatsky, habitantes salieron apresuradamente de sus viviendas mientras los coches se mecían en las calles y se registraban cortes de energía y fallas en telecomunicaciones. Las imágenes muestran muebles desplazados y olas golpeando el muelle local.

Las autoridades de Japón, rememorando el devastador sismo de 2011, mantuvieron en alerta a los trabajadores de la planta de Fukushima, si bien no se reportaron irregularidades en los reactores. En Honolulu y Crescent City sonaron las sirenas de tsunami, con previsiones de olas de hasta 1.8 m según datos de Midway Atoll.

En Ecuador, la Secretaría de Riesgos desalojó preventivamente playas y puertos de las islas Galápagos. Por su parte, el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico extendió avisos a Alaska, Hawai, Chile, Japón, Rusia, Ecuador y hasta Australia, donde se estiman olas de entre 0.3 y 1 m. Nueva Zelanda advirtió sobre corrientes peligrosas y oleaje impredecible a lo largo de toda su costa.

Este evento, el más intenso registrado en el mundo desde el megaterremoto japonés de marzo de 2011, subraya la necesidad de protocolos de vigilancia y evacuación en las comunidades costeras del Pacífico.