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Crece la ocupación informal y el desempleo

  • Writer: Sol Olvera
    Sol Olvera
  • Aug 5, 2020
  • 2 min read

Durante junio del 2020 la población ocupada pasó de 45.5 a 50.2% en relación con el mes previo.


La pandemia del covid-19 continúa transformando al mercado laboral mexicano; durante junio se presentaron avances en términos de participación laboral, ocupación total y reducción de la población subocupada. Pese a ello se reflejan importantes aumentos de la desocupación y la ocupación informal.

Durante junio del 2020 la población ocupada pasó de 45.5 a 50.2% en relación con el mes previo, esto implicó un avance modesto de 4.7 puntos en un mes, de acuerdo con cifras de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) del Inegi.

5.7

puntos incrementó la participación laboral, que refleja el total de adultos que trabajan, es decir, pasó de 47.4 a 53.1% de mayo a junio.

Por su parte, también cedió de manera significativa la población que se encuentra en situación de subocupación; quienes tienen la necesidad de ofrecer más horas de trabajo, ya sea por cuestiones económicas o de tiempo.

29.9

a 20.1% redujo la tasa de subocupación a escala nacional, esto implicó que...

3.3 millones

de trabajadores dejaron de buscar ocupaciones adicionales a la que ya tienen.

Estas mejoras en el mercado laboral se pueden explicar por dos razones fundamentalmente: la primera, por la reanudación de algunas actividades económicas y sociales que incluyen la integración de mayor fuerza laboral.

En segundo lugar, por el traslado de la fuerza laboral a otras situaciones como el desempleo total y la informalidad, indicadores que sí registraron repuntes durante el mes de junio.

La desocupación total registró un crecimiento de 1.3 puntos, pasando de representar a 4.2% de los económicamente activos a 5.1 por ciento.

Por su parte, el total de trabajadores en el sector informal creció 22.6 millones en mayo a 25.6 millones en junio: tres millones de ocupados se sumaron a las filas de la vulnerabilidad laboral, los empleos sin contrato o prestaciones y sin seguridad social contributiva.

Ana Karen García / El Economista

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